Los libros más terroríficos del panorama editorial se anuncian a bombo y platillo por los zombis y fantasmas más respetados del blog. Muchas gracias a todos ellos por su tiempo, por tener en cuenta que se acercan horas críticas, y es importante disponer de avituallamiento necesario para que los monstruos no te pillen despistado, y para ello es bueno conocer estas lecturas. ¿Las habéis leído?
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La voz en el bosque, de Laura Tejada
➥ POR QUÉ
A mí me encanta el terror, y una de las últimas novelas que leí de este género es La voz en el bosque, de Laura Tejada. Es una novela con brujas y criaturas mitológicas que me recordó a películas como El secreto de los hermanos Grimm o El bosque. Puede ser un poco turbia, y tiene contenido sensible, pero me sorprendí al leerlo, ya que no esperaba para nada lo que encontré. Es autoconclusiva y, además de terror, también tiene un toque de romance que no está nada mal.
El buen mal, de Samanta Schweblin
➥ POR QUÉ
El buen mal, de Samanta Schweblin, publicado por la editorial Seix Barral, reúne seis cuentos que transforman lo cotidiano en inquietante, lo cuál me parece terrorífico porque impacta en nuestra vida diaria. Con una prosa precisa, la autora introduce lo extraño sin estridencias, generando una atmósfera ambigua y perturbadora. Los personajes, frágiles y humanos, enfrentan momentos de inflexión donde la realidad se vuelve sospechosa. En cada relato, Schweblin deja una puerta entreabierta que invita al lector a entrar, aunque no sepa si quiere quedarse. Es una obra que incomoda con sutileza y deja preguntas que persisten mucho después de cerrar el libro.
El resplandor, de Stephen King
➥ POR QUÉ
Por suerte, he leído a lo largo de mi vida muchos libros de fantasmas y espíritus porque es un tema que me encanta. Pero el libro que me marcó hace muchos años fue El resplandor. Quizás ahora hablar de un libro así, de Stephen King, no da miedo en absoluto, sobre todo porque la gente conoce el argumento y en el mejor de los casos hasta ha visto la película. Pero yo me leí este libro con trece años sin saber absolutamente nada de él. Yo solía leer por entonces todas las noches justo antes de dormir. Y recuerdo ese momento en el que el niño, Danny, va a descorrer la cortina del baño de la habitación del hotel. Sentí tanto miedo que dejé la lectura justo en ese punto, sin saber si había algo al otro lado. Y, hasta el día siguiente, con luz, no retomé la lectura. Ojalá muchos libros nos hicieron sentir como lo que yo experimenté con El resplandor.

Agramonte, de Yolanda Camacho
➥ POR QUÉ
Elena tiene mejores cosas que hacer un viernes por la tarde que ir a casa de la señora Agramonte a cobrarle unas facturas, pero su jefa no es una persona razonable. Así que coge el coche y se abre paso a través de la ciudad lluviosa, hasta llegar al antiguo y solitario complejo de viviendas donde reside la anciana señora. Ya desde el principio le parece un lugar frío y mal iluminado. La mujer tiene ganas de hablar, pero ella no ve la hora de marcharse. Elena tiene que ir al baño, y aunque no es asunto suyo, no puede aguantarse la curiosidad y va a echar un vistazo al dormitorio de la anciana. A fin de cuentas, ella está en la otra punta de la casa, y es imposible que la oiga girar el pomo de la puerta, si tiene cuidado. Será solo un momento, y no pasará nada. ¿O sí?
Así arranca Agramonte, de Yolanda Camacho. Con una atmósfera bien construida, es imposible dejar de leerla. Es una intrigante historia de terror urbano sobre un género tan antiguo como el mismo miedo. El final podría haber ofrecido más, pero, en general, me dejó buenas sensaciones.
Temporada baja, de Jack Ketchum
➥ POR QUÉ
Seré conciso: es una novela tan
terrorífica y cruda que llegó con polémica a España y creo que hasta censurada,
por lo que ya de por sí es un aliciente para darle una oportunidad. Habla de un
grupo de amigos que se deciden a alquilar una cabaña y son atacados por
caníbales. Las descripciones son brutas y sangrientas, con un aire al cine slasher
ochentero. Es un libro que llega a impresionar por las descripciones
tan extremas que el autor realiza en ocasiones (sobre todo de cara al final de
la obra). Un infierno realista donde el lector trata de mantenerse cuerdo.
Quizá no sea para todos los
estómagos, pero es sin duda un gran libro para Halloween. Adéntrate solo si
te atreves.
Publicado por La Biblioteca de Carfax.

HEX, de Thomas Heuvelt
➥ POR QUÉ
Una bruja con los ojos cosidos
lleva siendo “vecina” de una pequeña localidad durante años. Los lugareños se
esfuerzan por mantener su presencia en secreto a la vez que intentan evitar que
la bruja "haga cosas de bruja". No quiero revelar nada más para que
el lector vaya descubriendo poco a poco lo que es convivir con la protagonista.
El autor logra crear un clima que poco a poco te va oprimiendo y angustiando si
bien el punto de partida de la novela es muy diferente al típico de los cuentos
de brujas.
La rata, de Andrzej Zaniewski.
➥ POR QUÉ
No es que sea una novela de terror en un sentido puro. De
hecho, no sé ni cómo clasificar a ese relato que trata sobre la vida de una
rata macho, desde que nace hasta que muere. Pero es que tiene un pasaje que
describe a un hombre que se adentra en un sótano y le envuelven cientos de
ratas, devorándole sin remordimientos, que pone los pelos de punta. Solo esas
pocas líneas ya justifican que hable de ella en esta celebración. Porque los
roedores dan mucho juego, sino que se lo pregunten a John Calhoun, que creó
un paraíso para ratones donde la única limitación era el espacio.
Un experimento que da que pensar sobre el declive del comportamiento y que
denominó Universo 25.
El ritual, de Adam Nevill
➥ POR QUÉ
La novela sigue a un grupo de amigos que se adentran en un
bosque remoto en Escandinavia, donde una presencia ancestral empieza a
acecharlos. Me gusta porque combina el terror psicológico con criaturas
sobrenaturales de la mitología nórdica, lo que le da un aire distinto al típico
monstruo “clásico”. La sensación de desorientación, la culpa entre los
personajes y la atmósfera opresiva del bosque están muy bien construidas. Es
una historia inquietante que mezcla horror, tensión y folclore de forma muy efectiva.
El disfraz, de Ramón Lorente Portero
➥ POR QUÉ
El autor ha construido un thriller con un argumento intrigante y con un inicio impactante, capaz de retener al lector que devorará la lectura en los escasos ratos libres que pueda disponer. En la novela conoceremos a Noemí, una joven de clase social acomodada que tiene unas terribles pesadillas. Tras un suceso traumático que marcará su vida, deberá defender su visión de la realidad frente a quienes no creen en sus palabras. Tan solo el inspector Álvaro la Plaza intentará investigar aquellos sucesos que, rápidamente, todo el mundo intenta tapar. Mientras Noemí es internada en un centro donde deberá enfrentarse a un mundo hostil, el inspector descubre indicios de una trama de corrupción que implica a altos cargos de la sociedad. Ramón domina el thriller y le aporta una dosis de misterio que cabalga entre la realidad y lo sobrenatural y que nos transporta a nuestros miedos más profundos y primigenios.

Lluvia negra, de Richard Laymon
➥ POR QUÉ
Soy un amante de la literatura clásica de terror y de Stephen King, pero también de las librerías de viejo, y fue una de ellas las que me
trajo a la recomendación de hoy: Lluvia negra, de Richard Laymon, es una
novela que vio la luz en castellano a finales del siglo pasado, de la mano de
Grijalbo. Apenas es conocida fuera del nicho e, incluso en él, fuera de los
lectores clásicos que peinan canas. Se trata de una obra de terror corporal,
gore, en la que una misteriosa lluvia alquitranada hace perder la cabeza a una
localidad al completo. La calidad de las descripciones y la ligereza de la
escritura fuerzan al lector a seguir leyendo. Si bien no deja poso, no es su
objetivo. Con atraparte mientras tus labios se deforman en un rictus de terror
es suficiente.
𑁋𑁋𑁋𑁋𑁋
La piel fría, Albert Sánchez Piñol
➥ POR QUÉ
Mezcla de ciencia-ficción y miedo. Unos seres que salen del mar atacan cada noche a un farero que hace lo que puede para no caer en sus garras. Pero un día conoce a uno de ellos y todo cambiará, para bien o para mal, para ambos. Nos podemos sentir identificados con ese ser que no habla pero que intuimos que siente, ese monstruo de piel fría salido de las olas y que tal vez sea más humano que el propio farero. Pero al mismo también nos compadecemos de él, tan aislado y trastornado en un ambiente hostil, capaz de mostrar su lado más cruel con quien ha mostrado curiosidad. Y recomiendo también todos los otros libros de Sánchez Piñol, incluso los ensayos como el último Las tinieblas del corazón, sobre los pigmeos.
 



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