Belén Conde nació en Mérida, se crio en Málaga y vivió durante ochos años entre Madrid y el Reino Unido. Inició su viaje literario en 2015, aunque lleva escribiendo desde la adolescencia. Ha publicado artículos en periódicos y revistas, y muchos de sus microrrelatos e historias forman parte de diferentes antologías. Su novela Luz y tinieblas ganó el Premio Boolino de ficción juvenil en 2017, y fue editada por Bruño. Desde entonces ha publicado un total de siete obras, la última de ellas No Soy Yo -2081- (2025), editada por Letra R. Es filóloga inglesa, y en la actualidad cursa un grado en Guía, Información y Asistencias Turísticas.
P.- Belén, cuéntanos de qué trata No soy yo —2081—.
Es una distopía ambientada en un futuro cercano, con el que todavía podemos identificarnos. Para 2081 ya ha habido varias pandemias, y la gente se ha quedado con el chip del distanciamiento social. Como consecuencia, el núcleo familiar se ha erosionado, y los entretenimientos son individuales y sintéticos. Mucha gente no ha visto una planta o un animal en su vida, así que recrean el ambiente natural en formas digitales. Los países se han dividido en pequeños territorios que ahora se llaman archiducados, y son gobernados por la figura del archiduque. Kalevi es el hijo del archiduque de Neo Svithiod, y tiene que sucederlo en el cargo cuando llegue el momento. Pero para eso ha de casarse y tener hijos, cosa que, viendo el ambiente en el que se ha criado, no le apetece en absoluto.
P.- Háblanos de Kalevi y cómo construiste a este personaje
(nombre, personalidad, etc.).
Kalevi es un nombre finlandés que significa 'Héroe'. Neo Svithiod es el nombre del archiducado donde vive, que significa 'Nueva Suecia'. Otros nombres en la novela también guardan relación con Finlandia, o con los países escandinavos. Kalevi es un joven solitario que guarda un secreto que le está complicando la existencia. Por un lado, se debe a su familia, y a lo que esperan de él. Por otro, necesita liberarse del peso que siente en su alma. Pero si lo hace, dará al traste con todo lo que le han enseñado que debe proteger.
P.- ¿Dónde se desarrolla tu historia?, ¿en qué escenario te
ambientaste para construirla?
Se ambienta, como comentaba, en Suecia, aunque en realidad
no hay menciones al respecto en la novela. Representa a cualquier ciudad
moderna en el futuro cercano, de altos rascacielos y tecnología punta. La gente
vive libre de guerras y se siente segura, pero a cambio, está sola y le ha dado
la espalda a todo lo natural. Sin embargo, es sobre todo contexto: la historia
se centra en una familia en particular, no en el mundo en que vive.
P.- ¿Cuál fue el origen de esta historia?, ¿qué querías
contar con ella?
Una parte de ella está inspirada en las impresiones que me
produjo conocer la historia de la princesa Toshi, la hija del emperador japonés
Naruhito. En Japón solo los varones pueden suceder a los emperadores, pero
Naruhito solo tiene una hija. Recuerdo haber visto fotos de ella cuando era
pequeña, vestida de niño, y pensé que debía ser muy triste venir al mundo
sabiendo que no podrás cumplir con las expectativas que tenían puestas en ti,
simplemente por tu género. Es una historia intimista e introspectiva, donde
quiero explorar el concepto de identidad (de ahí el título), y dar una llamada
de atención sobre el futuro hacia el que nos encaminamos como sociedad si no
cambiamos de mentalidad.
P.- Año 2081, ¿qué diferencias hay con respecto al 2025? ¿Te
imaginas un futuro distópico como el de No soy yo —2081—?
Quería que fuese un
futuro cercano (menos de seis décadas a partir de ahora), con el que el lector
todavía pudiera conectar. Evidentemente la tecnología nos ha llevado a
separarnos los unos de los otros, a estar hiperconectados, pero más
familiarizados con lo virtual que con lo real. La medicina ha avanzado en
muchos campos, pero en algunos importantes continúa estancada. Las guerras se
suceden, y aunque el régimen global parece brindar paz, en las calles se
respira algo diferente de lo que Kalevi no es consciente, porque ha vivido
seguro tras los muros de su mansión.
P.- Tu novela nos habla de un futuro distópico. ¿Qué otras
novelas que has leído hablan de este tipo de futuro?, ¿y alguna donde el futuro
sea utópico?
Recuerdo haber leído 1984, Un mundo feliz y Soylent
Green, aunque seguro que no han sido las únicas. Para mí, el género
distópico es el nuevo terror. El lector puede conectar a un nivel más realista
que con el terror tradicional, porque está basado en un presente que ya estamos
experimentando, pero elevado al peor de los escenarios.
P.- Has publicado ocho libros (de hecho, te entrevisté en el
año 2023 por El mar de los sueños). ¿En algún momento has pensando en
mandar tu manuscrito a una agencia literaria?
No, y supongo que porque soy bastante autónoma. Imagino que
los agentes literarios escogen al autor, y no al revés.
P.- A los dieciséis años cambiaste el dibujo por la escritura. ¿Alguna vez has pensado en plasmas uno de tus dibujos en la portada de tus libros o ilustrarlo por dentro?
Alguna vez lo he pensado, pero no como algo serio. Estoy algo oxidada con el dibujo, porque no puedo dedicarle todo el tiempo que necesita. Me relaja dibujar paisajes y experimentar con los colores, aunque, desde luego, nada que considere que pueda servir para ilustrar mis historias.
P.- En tus novelas, la fantasía ha sido el género
predominante, ¿qué es lo que te aporta este género a la hora de escribir?
También he escrito narrativa, y creo que ahora mismo estoy
más en ese ambiente. Pero sí, muchas de las historias que he publicado han
tenido un tono fantástico, fundamentalmente realista o urbano, y también
realismo mágico, como en el caso de El mar de los sueños. Me gusta forzar la realidad con detalles fantásticos verosímiles que el lector vaya
recogiendo, hasta verse inmerso de lleno en la trama. Me gusta que se quede con
la idea de que lo que le estoy contando es tan lógico que podría ocurrir en la
vida real.
P.- Es época de ferias y eventos del libro. ¿Tienes algún
evento a la vista para hablar sobre No soy yo —2081— o sobre algún tema
literario?
Ha sido una temporada agotadora de ferias y eventos, que comenzó en marzo y se ha extendido hasta bien entrado mayo. Quedan algunas presentaciones en junio y julio en Málaga, Córdoba y Granada, que ya iré anunciando. También estaré en Valencia los primeros días de julio. Hace un par de semanas estuve en una charla sobre literatura juvenil en Fuengirola, con motivo de la feria local. En julio, además, habrá una charla con el autor en la librería local, para hablar sobre No soy yo -2081- con sus lectores. Me gusta hablar con la gente, hacerles llegar mis historias. Es una de las cosas que más me llenan, porque me llevo muchos recuerdos bonitos que me hacen crecer como persona.
P.- Vayamos a las buenas recomendaciones literarias. La
primera, y como estamos en el ecuador del año, la mejor novela que has leído en
lo que llevamos de 2025. La segunda, una novela que te hayas leído que no tenga
nada que ver con la fantasía, ciencia ficción o terror.
Pues son justamente los géneros que más suelo leer, así que… (risas). Este año está siendo muy prolífico en el campo de las lecturas. Ya he terminado más de sesenta libros, y solo estamos a mayo, así que auguro una lista larga de aquí a finales de año. Fuera de esos géneros, donde seguro que podría darte unos cuantos títulos, puedo comentarte que me han gustado bastante libros como La ciudad tras la penumbra, de Javier Núñez (suspense con toques sobrenaturales), La pared, de Marlen Haushofer (narrativa naturalista), Mi avión herido, de Mario Castillo (narrativa) o Hija vieja, de Javier Sáchez (realismo mágico).
»Son cuatro títulos magníficos,
cada uno en su estilo, bien sea la prosa o la trama, o ambas. Podría darte
muchos más ejemplos. Es bueno darle una oportunidad a autores menos conocidos
que también existen, tienen buenas historias que contar y, de paso, frenar un
poco el efecto repetición. No se trata solo de leer lo que todos leen para
hablar de lo que todos hablan, sino también de descubrir nuevas historias.
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DÓNDE ENCONTRARLA
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Hola! Felicidades por la entrevista. Me parece muy interesante el concepto, especialmente porque el tema de la pandemia es algo que todavía sigue latente en muchos de nosotros y creo que aún no logramos discernir lo mucho que el mundo cambió realmente. Un abordaje muy interesante en un futuro no muy lejano.
ResponderEliminarUn saludo! ♥
Muchas gracias. El tema de la pandemia seguro que ha influenciado a muchos escritores; es un gran filón, desde luego. ¡Gracias por pasarte por aquí!
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