Cómo influye la gastronomía en la literatura

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En la literatura, siempre ha habido una relación muy estrecha entre la narrativa y los fogones. La comida forma parte de nuestra vida diaria, y esto se extrapola a las historias. Las novelas están plagadas de referentes gastronómicos, y estos elementos influyen en todos los aspectos que orbitan en torno a los personajes. Hay cantidad de ejemplos de obras literarias que tratan sobre este tema que no solo aparecen en la narrativa, sino también en el teatro y en todas las manifestaciones literarias. Esto nos permite ver los cambios y las costumbres literarias que se han dado con el paso del tiempo.


Pereira pidió un omelette a las finas hierbas y un vaso de limonada, Tabucchi, Sostiene Pereira



Las referencias gastronómicas están cargadas de significado. Todo alrededor de la comida puede tener gran carga simbólica, desde la persona que va a comprar los alimentos hasta la preparación, las grandes celebraciones; además, el mero hecho de comer puede ser algo secundario, no así el alimento. Por otro lado, la comida suele asumir un valor identitario de cada país, cultural, donde se marcan las diferencias geográficas, temporales, históricas, económicas, rituales... No es lo mismo quedar con tu ligue y tomar sopa que pizza, por ejemplo. Y como no es lo mismo, alrededor de la comida hay toda una lista de novelas que abordan lo culinario de distinta manera. Como son muchas, solo he querido hablar de las más destacadas que se han publicado en este año 2025 en español, y solo tres anteriores a este año. 




La cocina se convirtió en su mundo, y en ella transcurrió gran parte de su vida. Laura Esquivel, Como agua para chocolate


El amor, como la buena cocina, necesita de tiempo, paciencia y un poco de fuego. Isabel Allende, Afrodita



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EDITADAS EN EL 2025





Si te gustan las recetas tradicionales japonesas. Las recetas perdidas de la taberna Kamogawa, de Hisashi Kashiwai. La gastronomía actúa aquí desde lo emotivo y la reconciliación personal. En esta taberna, el chef Nagare (que es un detective culinario que busca ingredientes) y su hija Koishi preparan recetas ancestrales que se han perdido. Por lo que el comensal que llega a su mesa recuerda con nostalgia esos platos que evocan sensaciones como parte de su vida pasada: un dulce de juventud o un sabor de la infancia, un amor, una pérdida, etc.

Si quieres vivir un amor en Nueva York: Un amor agridulce, de Agustina Buera. Amelia es la chef protagonista de la novela, que viaja de París a Nueva York para retomar su faceta culinaria. Los sabores de cada comida funcionan como metáforas, incluso en su relación con Amadeus, donde lo amargo y lo dulce se funden en una historia de amor. 

Si te gusta el café: Café con aroma a calabaza, de Laurie Gilmore. La acción se desarrolla en el pueblo de Dream Harbor. Jeanie hereda de su tía Dot esta cafetería. Aquí convergen emociones y recuerdos entre cafés de especialidad que ella prepara. Todo ello, sumado a la gastronomía, que sirve para unir puentes entre personajes muy distintos, da pie al amor. Logan, un granjero malhumorado que no ve con buenos ojos la nueva cafetería, aparecerá en la vida de Jeanie para dar un giro a su día a día.  






Si quieres saber cómo era un restaurante en la Guerra Civil española: Parabere, de Andrea Cabrera y Aldo García. Lo culinario se funde por completo en esta obra, donde cada capítulo lleva el nombre de un plato de María Mestayer de Echagüe (marquesa de Parabere). No son recetas al azar, sino que cada una de ellas nos hablan de un contexto social de la época. La novela trata sobre la marquesa de Parabere, que transformó la alta cocina en un arte accesible y femenino para ofrecerla en un restaurante que se convirtió en bastión cultural de muchos autores, políticos o espías. 


Si te gusta la gastronomía italiana en la Primera Guerra Mundial : La pastelera de medianoche, de Desy Icardi. Jolanda es la protagonista de esta historia que se ambienta en la Revuelta del Pan, Turín, 1917, durante la Primera Guerra Mundial. Los platos que prepara Jolanda evocan emociones, sueños, olvidos, e incluso se alcanza la paz interior. Aquí, el gusto tiene un papel esencial en una mujer que pasa de tenerlo todo a perder gran parte de sus posesiones por el contexto social que le ha tocado vivir. 


Si te gustan las cafeterías mágicas en Japón y los gatos: El café de la luna llena, de Mai Mochizuki. Nada más entrar a esta cafetería, un gato nos leerá nuestro futuro astrólogo mientras degustamos un café, un té o dulces variados. Eso sí, la cafetería solo será visible durante las noches de luna llena en Kioto. ¿Te gustaría entrar?




ANTERIORES AL 2025




Si te gustan los clásicos:
 Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. ¿Quién no conoce esta obra? Aquí la gastronomía vertebra toda al novela. A través de la comida, tanto por quién cocina como por quién come, los personajes expresan emociones y viven experiencias intensas (amor, infelicidad, pasión...). Cada capítulo comienza con una receta mexicana. 

Si te gusta la crítica gastronómica: Rapsodia Gourmet, de Muriel Barbery. Aquí la comida se comporta como un acto intelectual y estético. El narrador es Pierre Arthens, un prestigioso y arrogante crítico gastronómico francés que está a punto de morir. En sus últimas horas, busca aquel sabor absolutamente exquisito que le cambió la vida, por lo que el elemento evocador lo vemos en cada una de sus páginas. Pierre contrapone la alta cocina francesa con la humildad de sabores culinarios, y ambas actúan como crítica cultural a Francia. 


Si te gustan las panaderías: Pan de limón con semillas de amapola, de Cristina Campos. Aquí la gastronomía pasa a ser un elemento cotidiano, simbólico, casero, humano, de reconciliación. Dos hermanas, Anna y Marina, heredan una panadería en Mallorca, por lo que el lugar pasa a ser un punto de encuentro de las hermanas, un lugar de reconciliación, un acto para empezar de nuevo. 



Y vosotros, ¿conocíais estas novelas?, ¿sabéis de alguna obra literaria donde la gastronomía sea el eje fundamental de la novela? ¡Os leo!

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