Lucas Villavecchia: «Leer es una de las actividades culturales más privadas y menos impedidas por la pandemia»

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Gatopardo ediciones nos abre sus puertas. Lucas Villavecchia es el editor a cargo de unas ediciones cargadas de profesionalidad y maestría. Con él hablamos de sus inicios, los grandes éxitos de la editorial y de la industria librera. ¿Nos acompañáis a conocerlo mejor?


  




P.- Lucas, estás al frente de Gatopardo, una editorial que fundaron tus abuelos en el 2015. ¿Qué lleva a dos personas tan mayores emprender de esta manera?


Mis abuelos eran muy letraheridos, los recuerdo siempre leyendo y hablando de libros, pero nunca se dedicaron profesionalmente a la literatura. Un día, en una conversación de sobremesa con Mónica Monteys, impulsora y directora editorial de Gatopardo en los primeros años, hablaron de un libro de Giuseppe Tomasi di Lampedusa que no se encontraba en España. Surgió la idea de publicarlo, y eso condujo lógicamente a la idea de crear una editorial. Mónica encabezó el proyecto, con el apoyo financiero y moral de mis abuelos, ya nonagenarios.

 


P.- El primer libro que publicaron tus abuelos fue una biografía de Alejandro Magno, de Pietro Citati, y después la novela En peligro, de Richard Hughes. ¿Por qué optaron por esos dos títulos para inaugurar la editorial?


Quien mejor podría responder a esta pregunta es Mónica, que decidió publicar esos dos libros. En cualquier caso, ambos representan el espíritu de Gatopardo, sobre todo en sus inicios. Publicar obras de gran calidad literaria, con un aroma clásico y que venían a llenar algunas lagunas en lengua española. Pietro Citati es un conocido humanista, autor de grandes ensayos, y este es un librito aparentemente menor, por tamaño, pero muy enjundioso. Richard Hughes es uno de los tantos autores anglosajones que corren una suerte desigual a lo largo de los años, cuyo prestigio se apaga, resurge y vuelve a apagarse, sin que dejen de ser considerados clásicos, sin hacer nunca demasiado ruido. En España Javier Marías ha elogiado en diversas ocasiones Huracán en Jamaica, pero En peligro seguía huérfana y Gatopardo hizo esa labor de rescate.

 


P.- ¿Quisisteis coger el nombre de la editorial como referencia a la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa?, ¿cómo se relaciona con el símbolo del guepardo?


La elección del gatopardo como símbolo y emblema de la editorial es un homenaje a Lampedusa, que, como he dicho en la anterior respuesta, estuvo en el origen del proyecto, aunque nunca se acabó publicando el libro de este autor que dio la idea de crear una editorial.

 



P.- ¿Cómo ha cambiado la editorial desde el 2015 hasta ahora?


Durante los primeros años de vida de Gatopardo, el catálogo se construyó dando prioridad al rescate de autoras descatalogados o directamente inéditas en España, como Elizabeth Taylor, Angela Thirkell o Barbara Pym, cuya novela Mujeres excelentes va por la quinta reimpresión. En paralelo, publicamos a otros autores más cercanos en el tiempo como Paolo Maurensig, Simonetta Agnello Hornby, Joan Didion o Andrea Camilleri, con mucha obra a sus espaldas y conocidos por haber publicado en editoriales mayores que Gatopardo, pero de los que quedaban libros muy buenos sin publicar en España. Al mismo tiempo, se fue apostando a cuentagotas por autores contemporáneos desconocidos en España, como Ayobami Adebayo o Lawrence Osborne, del que hemos publicado seis libros y cuya crónica de viajes-ensayo El turista desnudo, que descubrió Mónica a través de la edición italiana de Adelphi, es casi una obra de culto de la literatura de viajes. Desde que tomé las riendas de la editorial, he ahondado en la línea de ficción literaria de autores extranjeros contemporáneos, algunos bastante jóvenes, y he abierto una colección de ensayo centrada en temas de actualidad como las nuevas tecnologías o la crisis ecológica. También ha aumentado la variedad de países y lenguas de origen de nuestros libros, con un énfasis del todo inesperado, por ejemplo, en autores nórdicos. 


»Han cambiado bastantes cosas, pero diría que la divisa de publicar obras universales y de hondo calado literario permanece intacta, pues se aplica tanto al último grito como a un libro olvidado de hace décadas. Por ejemplo, el año que viene publicaremos a una joven sueca de 29 años y, poco después, a Charmian Clift, una escritora australiana fallecida hace décadas que escribió en los cincuenta y los sesenta, y que aquí sigue inédita.

 


P.- ¿Qué novela seguirías editando por su brillantez?


Seguiría editando La casa intacta, de Willem Frederik Hermans, a mi juicio una pequeña obra maestra. Por desgracia, no vendió mucho. En menos de cien páginas te deja noqueado por su visión descarnada de la guerra y de sus efectos devastadores sobre la psique de un partisano.

 


P.- Antes de trabajar en Gatopardo, trabajabas para Penguin Random House y también has pasado por Libros del Asteroide. Conoces el sector, sus carencias y beneficios, pero ¿qué cambiarías del sector editorial español?


Fui becario en Libros del Asteroide a los diecinueve años y tiempo después, terminados los estudios, trabajé en el área de ventas internacionales de DK, un sello de Penguin Random House, en Londres. Del sector editorial cambiaría el ritmo frenético de publicación de novedades, dando más tiempo y espacio a los libros que salen para que no tengan una vida tan efímera. Si tuviera que cambiar algo del sector editorial, rebajaría el tono superlativo, el tono de faja con el que se suele hablar de muchas novedades. Yo mismo habré incurrido alguna vez en este vicio, aunque espero que moderadamente. A juzgar por las mesas de novedades de las librerías parecería que hoy en día todo libro es una obra maestra, con los consiguientes adjetivos: «desgarrador, «brutal», «humano» (?), «conmovedor», «mayúsculo». Existen libros así, por supuesto, pero es que he llegado a ver un resumen de un libro en un boletín de novedades editoriales que sacaba a pasear todos estos calificativos, o parecidos, en un texto de apenas tres líneas.

 


P.- Una curiosidad, en la novela de Temas de conversación, de Miranda Popkey, puede leerse: Este libro ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y Deporte. ¿De qué tratan esas ayudas?, ¿se beneficia más la editorial que la autora?


Estas ayudas son un apoyo del Estado a la traducción y edición de obras literarias, de las que se benefician tanto pequeñas editoriales, que casi dependen de ellas para que les cuadren los números, como editoriales de más envergadura que las utilizan para reducir costes. El beneficiario directo de esta ayuda en concreto es la editorial, la autora no recibe ninguna ayuda. O si la recibe, es de manera muy indirecta, en la medida en que puede animar a un editor a contratar y traducir un libro de un autor extranjero que de lo contrario no se atrevería a publicar.

 


P.- ¿Ha habido algún libro que te has arrepentido de haber publicado o no hubieras apostado tanto por él (no hace falta que reveles el título)?


Estado del malestar, de Nina Lykke, es un libro por el que aposté bastante, pero nunca sospeché que fuera a convertirse en el libro más vendido de la editorial en pocos meses, así que podría decirse que mi apuesta se quedó corta en vista de los resultados.

 


P.- Publicas ensayo y novela extranjera (y pronto escritoras de habla hispana), ¿dónde encuentras las obras?, ¿cuál es tu fuente?


Hay miles de fuentes: agencias literarias que te mandan propuestas, las redes sociales, newsletters de editoriales extranjeras, suplementos literarios, contactos, amigos… Muchos libros los descubres leyendo otros libros en los que aparecen citados. Uno de mis libros más queridos, El río del tiempo de Jon Swain, lo descubrí en su edición inglesa en un kiosco en el aeroporto de Da Nang, Vietnam, mientras mataba el tiempo antes de que saliera mi avión.

 


P.- Estás al frente de Gatopardo, pero ¿cómo es el equipo que está detrás de la editorial?


En la oficina trabajo con una persona que me apoya con la comunicación, la prensa, las redes sociales y la gestión de la intendencia diaria. También hay colaboradores o asesores externos pero regulares que se encargan de la edición de mesa, la producción, el diseño, asesoría financiera, etc. Y los traductores, que en cierta forma también forman parte del equipo o del proyecto y son fundamentales.

 


















P.- ¿De qué manera os ha afectado la pandemia? Lo pregunto porque muchas editoriales han visto cómo sus libros han sido más leídos.


Los primeros meses de confinamiento fueron muy duros, porque los libros que sacamos antes o después del confinamiento cayeron en un limbo y es prácticamente imposible darles una segunda vida. Desde noviembre de 2020, las ventas han subido muchísimo, y algo tendrá que ver el redescubrimiento de la lectura por parte de mucha gente durante el último año. Leer es una de las actividades culturales más privadas y por tanto menos impedidas por la pandemia.

 


P.- Arrancáis el calendario editorial en septiembre con Cuarteto de otoño, de Barbara Pym. Cuéntanos, ¿por qué tenemos que leer este libro?


Es la obra de madurez de una autora que ya tiene muchos lectores en España, sobre todo gracias a Mujeres excelentes. Hay que leer este libro porque no tiene nada de lo que suele caracterizar a los libros que, según las revistas y los suplementos o la mercadotecnia editorial, «tienes que leer». No tiene un argumento trepidante, no habla, en principio de los temas de moda, no está escrito por un autor o autora vivo, joven y guapo. Si tiene algún mérito, es el de hablar de cosas que, como dice uno de los personajes de la novela, no tienen «ningún interés para los escritores de narrativa contemporánea». Es la historia de cuatro oficinistas entrados en años, dos mujeres y dos hombres que afrontan una jubilación solitaria y un tanto lúgubre, y que aun así se obstinan en encontrar la esperanza y dar sentido a su vida. En una época como la actual, que rinde un culto permanente a la juventud, es bonita una novela que se fija en personajes mayores. Además, como hemos visto en la pandemia con la pésima gestión de las residencias de ancianos, a veces parece que la gente mayor es invisible o, cuando menos, queda en un segundo plano. Cuarteto de otoño puede funcionar como un pequeño correctivo en este sentido, iluminando una franja de la experiencia humana que no siempre está presente en la literatura actual.

 


P.- ¿Podrías recomendarnos una novela para estas fechas que esté ambientada en un entorno marítimo, con piscina o vacacional?


Recomiendo Perversas criaturas, de Lawrence Osborne, que acabamos de publicar. Una novela ambientada en la isla griega de Hidra, en la que el sol abrasador del verano y el mar Mediterráneo no son un mero decorado sino un elemento central del clima psicológico de la novela. Es la historia de dos chicas jóvenes que pasan las vacaciones en la isla. Un día, dando un paseo por la costa, encuentran a un joven que ha sido barrido por la marea, un refugiado sirio al que intentarán salvar, con consecuencias inesperadas y terribles. Es una novela muy veraniega, empezando por la portada de nuestra edición, pero que plantea cuestiones serias acerca de la hipocresía de Occidente en su manera de ayudar a los desheredados del mundo. Como también hay dobles identidades y cierta turbiedad moral rodeada de lujo, podría definirse esta novela como la versión de El talento de Mr Ripley para el siglo XXI.

 



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