Sexto Piso Editorial: «No es fácil encontrar en un país un tejido de librerías independientes tan especial como el que hay aquí»

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Hablamos con Santiago Tobón, editor de Sexto Piso, para saber qué hay detrás de una editorial con mucho trabajo y dedicación por la literatura. Aunque están muy asentados en el sector editorial de España, comenzaron su andadura en México. ¿Queréis saber cómo ha sido su trayectoria? Vamos a descubrirlo. *Fotografía del equipo de izquierda a derecha: Gabo (el perro), Santiago Tobón, Noelia Olbés, Paulina Franco, Jose Hamad y Cristina Franco. 



  


P.- En el año 2002 nacisteis en México, pero hasta el 2005 no llegasteis a España, y con fuerza. ¿Cómo han sido todos estos años en España?, ¿esperabais este éxito?


Llegamos con mucho entusiasmo y nos tomó un largo tiempo encontrar una estabilidad. Los primeros años fueron de mucho aprendizaje, de cometer errores y corregir. El éxito, si es que lo podemos llamar de ese modo (nunca está garantizada la subsistencia de una editorial), se hizo esperar.



P.- ¿Qué hay en el sexto piso para que lo acuñarais como nombre de la editorial?


Es un secreto que no podemos desvelar. Nooo, el nombre surge de una muletilla de uno de los fundadores de la editorial; “prefiero tirarme de un sexto piso” (en contraposición a cualquier cosa que no quieres hacer), y de ahí también el logo. Eso resolvió el problema de intentar poner nombres sesudos y pretenciosos, y dejó en cambio algo llamativo y que genera cierta curiosidad.



P.- Sois una editorial independiente. ¿Cómo se maneja esto entre dos grupos gigantes de editoriales en España?


Bueno, en realidad no es algo que uno tenga que estar preguntándose a diario y tenemos relaciones cordiales con el sector. Sabemos cuál es nuestro espacio natural, cuáles son nuestras afinidades y nos movemos bien ahí. Creemos en la fuerza del sector independiente como colectivo y, cuando toca, también sabemos defender ese espacio.



P.- ¿Editáis lo mismo y a la vez en ambos países?


Prácticamente editamos lo mismo. Un 90 % del catálogo se comparte, y esa siempre fue la idea, ser una editorial con incidencia en nuestra lengua común. Algunas cosas no las podemos hacer para todos los territorios por temas de derechos, por ejemplo. En cuanto a los tiempos de publicación, las cosas cambian según las particularidades de cada sitio, privilegiando siempre la salida del libro en las mejores condiciones (promoción con los autores, nacionalidades, temporadas o estacionalidad, ferias del libro, etc.), pero intentamos que no pase demasiado tiempo entre uno y otro lanzamiento.



P.- ¿Cómo tratáis las traducciones en el español de México y en el de España?, ¿creéis que hay un equilibrio en el lenguaje?


Es un tema siempre abierto. Lo ideal sería hacer una traducción para cada país, pero eso es imposible. Casi siempre el mercado natural del libro también pesa en esa decisión. Pero creemos en la riqueza del español y en el lector como alguien inteligente, entonces apelamos a que esas diferentes nacionalidades de los traductores (argentina, colombiana, mexicana, española, por mencionar algunas) enriquezcan la obra y la lengua.



P.- En novela, tenéis algunas cubiertas originales y muy bonitas, como Una música, de Hernán Ronsino, o Donantes de sueño, de Karen Russell. ¿Con qué criterio las elegís?, ¿cuáles son vuestras favoritas?


Las colecciones ya marcan una pauta de diseño y de la cubierta. Vamos desde las tipográficas de la colección de Ensayo, a las ilustradas y con franja como las de Narrativa, y también unas más libres como los Ilustrados o libros fuera de colección. Muchas veces encargamos a algún ilustrador o ilustradora la imagen de portada. En España hemos trabajado, por poner algunos nombres, con Riki Blanco, Manuel Marsol, Lara Lars, Mercedes Bellido o David de las Heras, por mencionar sólo algunos.



P.- Hemos pasado el ecuador del año. ¿Qué novela ha tenido más éxito de las que habéis publicado este año?


Tengo algunas preguntas para usted, de Rebecca Makkai y El pasado, de Tessa Hadley, que son, por cierto, unas muy buenas lecturas para verano. Pero también continuamos con libros fuertes del año pasado, como No todo el mundo, de Marta Jiménez Serrano, La luz difícil, de Tomás González, o La Conejera, de Tess Gunty.




P.- Además de la poesía de Jon Fosse, la última obra narrativa que habéis publicado es Zozobra, de Bárbara Molinard. ¿Podríais hablarnos un poco de ella?


Es una autora singular, que escribía compulsivamente pero que solo publicó un solo libro, gracias además a su amiga Margarite Duras, quien escribe el prefacio. Estos relatos, publicados originalmente en 1969, exploran los matices del miedo, la ansiedad y la desesperación.



P.- ¿Publicáis algo en julio y agosto?, ¿vuestra intensidad baja?, ¿se puede adelantar algo de lo que nos vamos a encontrar en verano?


En julio y agosto no tenemos lanzamientos, pero están las recomendaciones de lecturas de verano de lo que ya hemos publicado anteriormente. Para el otoño te recomiendo tres lanzamientos por los que apostamos fuertemente. Los dos primeros, de autores con un título ya en Sexto Piso anteriormente, y una nueva incorporación al catálogo. Son: Primero estaba el mar, de Tomás González; Este mundo ciego, de Jesmyn Ward; y Mis fantasmas, de Gwendolin Riley.



P.- En vuestra editorial no aceptáis manuscritos, ¿tenéis ya una buena lista de autores que os han mandado sus manuscritos, trabajáis con agencias literarias o recurrís a autores que ya han fallecido?


Trabajamos con muchas agencias literarias y editoriales extranjeras. Por supuesto, los autores de la casa también tienen un espacio en el catálogo. Y nos llegan recomendaciones a través de traductores, autores, amigos editores, etc.



P.- En vuestro catálogo hay narrativa, novela gráfica, ensayo, poesía, etc. ¿Qué género tiene más éxito?, ¿influye la época del año?


Lo que suele funcionar mejor es la narrativa sin duda. Pero todas las colecciones tienen un recorrido y una función. La más minoritaria, que puede ser la de poesía, goza de buena salud y prestigio, y el último libro publicado fue el de Jon Fosse, que adquirimos antes de que le concedieran el Premio Nobel.



P.- Tenéis una dilatada experiencia en el sector editorial. ¿Cambiaríais algo del sector editorial español?


Siempre se puede cambiar algo. Pero me gustaría centrarme en lo que hay que conservar, y destacar entonces a las librerías independientes de España. No es fácil encontrar en un país un tejido de librerías tan especial como el que hay aquí.



P.- ¿El éxito de ventas de un libro depende más de cómo lo promocione la editorial o el autor?


Depende de muchas cosas a la vez. Es como una alineación de astros. Hay que hacer muchas cosas bien y contar con muchas complicidades para que al menos tenga la oportunidad de que pueda convertirse en un éxito en ventas.

 


P.- Llega el verano, ¿podrías recomendarnos dos novelas con un ambiente veraniego? 


Tengo algunas preguntas para usted, de Rebecca Makkai. Una lectura ideal para verano, con algunos guiños a la novela negra, con elementos tan actuales como los pódcasts… una novela adictiva que reflexiona sobre nuestra perversa obsesión por los true cirme.


La colonia, de Audree Magee. Una novela que transcurre en una pequeña isla de Irlanda, en 1979, con claves de humor y muy entretenida, equilibrada entre el realismo y la sátira, cuyo trasfondo es el colonialismo, la apropiación cultural y la violencia de la época en Irlanda. Es uno de esos libros que sorprende positivamente a los lectores.



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