Cómo elegir el nombre de un personaje sin morir en el intento

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El nombre en una novela es tan importante como el título o más, ya que se va a repetir en multitud de ocasiones a lo largo de la historia. Y es que h
ay una relación necesaria entre la palabra y su referente, no es un azar lingüístico. Ya lo dijo Shakespeare: «Una rosa con cualquier otro nombre olería igual de dulce». 

Pues bien, esto mismo ocurre con los nombres propios. No están elegidos por casualidad, y adquieren unos rasgos propios del personaje en cuestión según:

➫Nombre según el género literario
➫Características del personaje
➫Situación geográfica
➫Contexto histórico


No obstante, esto no pasa solo en las novelas. Fijaos en vuestros nombres. Vuestros padres os los pusieron por su sonoridad, o inclusive por su significado. Pero es que en las novelas va más allá, porque el escritor no solo lo elige por la sonoridad, sino por su carácter durante la novela. Por ejemplo, en la vida real, si conocemos a alguien que se apellida Molinero y vive en Castilla La-Mancha, no esperamos que esa persona tengo vínculos con los molinos. Pero si lo pasamos a una novela, es muy probable que ese apellido lo asociemos a una persona que tiene molinos, incluso que vive en Ciudad Real, por ejemplo; de la misma manera que si llamamos Jesús a nuestro protagonista y decimos que le gusta trabajar con madera. ¿Con qué lo relacionaríais? 


Por ejemplo, el escritor Henry James, en su novela The golden bowl (publicada en 1904), optó por ponerle a uno de sus personajes Fanny Assingham, pensad que fanny y ass significan culo en inglés. ¡Por algo sería! Por lo tanto, los nombres en una novela nunca son neutros. Siempre significan algo. 



ELEGIR EL NOMBRE SEGÚN EL GÉNERO

Vamos a centrarnos en el género. Primero, comencemos diciendo que no es habitual que los escritores expliquen las connotaciones que tienen los nombres de los personajes o por qué los han elegido. Es más, la elección depende del género, y el lector debe saber por qué, y lo irá descubriendo de una forma subliminal.

Los libros donde se emplea la sátira o la comicidad suelen optar por nombres grotescos o alegóricos. Por ejemplo, en la novela Tostonazo, de Santiago Lorenzo, uno de los personajes se llama Pacomio, un señor octogenario que solo está para que le cuiden y encima tiene un humor de perros. ¿No me digáis que no es un nombre potente? Y lo mismo ocurre con el protagonista de La conjura de los necios, de Toole, donde encontramos el increíble nombre de Ignatius, un señor inadaptado, grotesco y maleducado que encima tiene un nombre latino. ¿No pegaría más el nombre con un personaje educado e instruido, pese a que Ignatius lea a Boecio? Pues ahí está la magia de la elección, en que es todo lo contrario. 



En las novelas realistas, en cambio, optan por nombres más corrientes: Fernando Sánchez o Clara Martínez, por ejemplo. Pensad, por ejemplo, en la novela de Emma, de Jane Austen o la de Adam Bede, de George Eliot. Y ya ni os cuento la cantera de nombres fantásticos que nos otorgó El señor de los anillos.

Además, yo he visto en Twitter hilos eternos de preguntas de escritores sobre qué nombre le darían a un personaje de novela romántica teniendo en cuenta una serie de parámetros (es un noble del siglo XIX, vive en un castillo, etc.), y discutir cada nombre y apellido que iban dando. ¡Necesitamos un nombre que reúna todas las características del personaje!

Bautizar a los personajes es siempre una parte importante de la creación que implica muchas consideraciones y dudas, David Lodge. 



CUANDO NO SE CUIDAN LOS NOMBRES


Más allá de ser taxativa y decir lo que nunca hagáis bajo ningún concepto, me inclino más con lo que yo, como escritora, no haría. Y eso es que los nombres de los personajes empiecen con la misma letra: Juan, Javi, Jorge. Imaginad que uno de ellos es el asesino y otro la víctima de asesinato. ¿A que sería fácil equivocarse? Y no sería una equivocación baladí, ya que forman parte esencial de la historia.  

Por otro lado, que sean parecidos (sin necesidad de que el nombre comience con la misma letra). Por ejemplo, cuando se repiten vocales: Sara, Laura; Carlos, Marcos, etc. Literalmente, una novela cae en picado cuando no se cuidan los nombres a este respecto. 



WEBS PARA ELEGIR EL NOMBRE

Os voy a contar un secreto (aunque quizá sea a voces ya). Existen páginas que te pueden ayudar con la elección de tu nombre. Aquí os dejo algunos ejemplos de webs, pero si ponéis una frase similar en la Google, seguro que os aparecen más páginas afines.

Behind the name os ayudará a con la etimología de cada nombre en cualquier idioma. Cuando busques un nombre, podrás ver su significado, otros nombres relacionados, la popularidad según el país o cómo se escribe en otras regiones. Merece la pena probarlo. 

Behind the surname es la misma versión que la herramienta anterior, pero se centra en los apellidos. Esto puede venir genial si en tu novela hablas de sagas familiares, por ejemplo. Con las dos opciones, puedes hacer combinaciones para tener el nombre y el apellido perfecto. 

Nombres de fantasía, como su propio nombre indica, la necesitarás si tienes entre manos una novela afín. Puedes encontrar nombres de elfos, enanos, orcos, malignos, de dragones, etc. Desde luego, curioso es un rato. 





En cualquier caso, elegir el nombre no es sencillo, ya que una vez que se decide por uno, no se puede cambiar, es algo intrínseco a él, y si ya se está dudando, puede echar por tierra gran parte del trabajo. Por eso debéis tomarlo con calma, pensarlo bien. Hacer pruebas no está de más. Todo sea por la credibilidad de vuestra novela. 


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4 comentarios

  1. Yo suelo ponerlos aleatoriamente, el primero que me venga a la cabeza y suene bien, como Manuel Cabezas. Sin embargo, el nombre Jaime Santos viene de la modificación del nombre del personaje en el que se inspiró, Hajime Saito; Guillermo Niño es un juego derivado del apodo «Billy the Kid». También tengo, inéditos, apellidos inventados que dan el pego como castellanos o catalanes.

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    1. Bueno, pero se nota que los has pensado, meditado y tienen un por qué. Pero creo que nunca apellidaría Cabezas a un personaje XD. Tengo algún que otro referente en la mente que no me gusta.

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  2. No recuerdo muy bien cómo fue. Es posible que pensara en una canción que Labordeta le dedicó a un alumno suyo al que detuvieron por propaganda "ilegal"; que decía: «Hoy no ha venido a clase Ramón Cabezas», que no era su nombre real, por cierto. No sé si tu referente era doctor, jeje.

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    1. ¡A saber! Las novelas que escribimos son un popurrí mental de todas nuestras vivencias, y puede que de algunas ni nos acordemos XD.

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