Hoja de Lata: «La mesa de novedades es una gran trituradora de títulos que los condena al olvido»

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Hoja de Lata es una editorial gijonense con una línea editorial marcada por la reflexión y el disfrute de sus novelas. Laura Sandoval y Daniel Álvarez son los editores de estas colecciones de libros, donde las Letras asturianas y las cubiertas frescas y dinámicas tienen un peso decisivo en sus publicaciones. Hemos hablado con ellos, se han mostrado cercanos y nos han contado, sin tapujos, cómo es el mundo editorial que nos rodea. ¿Nos acompañas a descubrir qué esconden sus brotes verdes de hojalata?  




 


P.- En el año 2013 nace Hoja de Lata en Gijón, ¿cuál fue la línea editorial al principio y cómo ha ido cambiando a lo largo del tiempo, incluso ahora, ocho años más tarde?


Nacimos tirando de nuestro bagaje previo como lectores, es decir, publicando aquellos libros que nos habían entusiasmado y que aún no estaban traducidos o que merecían una segunda oportunidad. Con el paso del tiempo esos títulos se acaban, lógicamente, y pasamos a publicar lo que contratamos a través de agencias o los chivatazos que nos dan los oídos que tenemos repartidos por el mundo.


»La línea editorial siempre ha sido la misma: literatura de calidad que aporte cierto sentido crítico, anime a la reflexión o simplemente entretenga sin olvidar la calidad literaria.

 


P.- Hoja de Lata, me viene la mente una lata de sardinas gigante, pero que, al abrirla, en vez de sardinas hubiera libros. ¿Por qué optasteis por este nombre?

 

Precisamente por eso, por la idea de envasar nuestras novedades de modo sorpresivo. Que te llegara una lata de parte nuestra y solo al destaparla supieras de qué iba el libro. También por la voluntad de generar un catálogo atemporal, no efímero, que pudiera leerse con interés tanto hoy como dentro de 50 años. Algo como los juguetes clásicos de hojalata.

 


P.- Antes de ser editores, fuisteis libreros. Conocéis bien la industria editorial, ¿qué consideráis que tendría que cambiar de la cadena del libro en nuestro país?

 

Es indudable que se publican demasiados libros para el porcentaje de población lectora, estancado desde hace décadas. Por otro lado, el mecanismo de distribución que impera, con servicio de novedades semanal y posibilidad de devolución sin coste, tiene en sí mismo una gran virtud y un gran defecto: la virtud es que sin ese derecho a devolución pocas librerías se habrían atrevido a apostar por los títulos de un sello naciente y diminuto, como Hoja de Lata o como cualquier otro; al mismo tiempo, esa dinámica de novedades/devolución es una locura, los libros duran demasiado poco en la mesa de novedades, es una gran trituradora que condena al olvido a los títulos casi antes de nacer.



P.- Entonces, ¿cuál es la solución?


No se nos ocurre algo definitivo, exacto y total. Quizá que el distribuidor bonifique a quienes devuelvan menos… O quizá potenciar el libro en la sociedad, con mayor presencia en los medios de comunicación, en la televisión, en la educación. Que los profesores actualicen los libros que prescriben a sus estudiantes, que se destinen más fondos a eventos literarios, dinámicos y atractivos… Quizá por ahí puedan ir los tiros.

 


P.- Laura Sandoval y Daniel Álvarez, ¿cómo os dividís el trabajo?, ¿a qué se dedica cada uno en la editorial?

 

Somos el hombre y la mujer orquesta, formados de manera autodidacta luego de sendos posgrados en edición, antes de conocernos. Por lo general, nos repartimos equitativamente las propuestas de publicación anuales (sin agobios ni rigideces, totalmente flexible), de modo que la dirección literaria la llevamos a medias. Justo a comienzos del 2021 hemos hecho una reorganización de funciones y hemos dado con una buena fórmula, por primera vez llevamos las cosas con el margen necesario y con menos agobios de plazos. Yo me encargo de la producción y Laura de lo administrativo. Cada uno gestiona un título de principio a fin, comentando con el otro todo lo que acontece, para que los dos sepamos cómo vamos. También nos repartimos las redes sociales y la comunicación de cada título, la solicitud de ayudas (si las hay), la gestión de los viajes de los autores, el trato con los distribuidores… A eso has de sumarle el cuidado de dos niños pequeños. Banzái!

 


P.- ¿Qué ha supuesto para vosotros la pandemia?, ¿en qué os ha afectado o beneficiado?

 

Parece claro que la pandemia ha servido de revulsivo al mundo del libro. La gente ha vuelto a leer y lo ha hecho con alegría. Es la sensación generalizada de editores y libreros que hemos visto. La cuestión es si una vez se desconfine y todos podamos volver a tener vida social, el hábito de lectura va a resistir o sufrirá la recuperada libertad social.

 



P.- Vuestro logo es un robot de ojos asimétricos, ¿cómo se relaciona esto con la idea de la editorial?

 

De la filosofía del catálogo atemporal, como los juguetes de hojalata, surgió la idea de un robot de juguete como logo. Un amigo hizo un boceto muy loco de ese robot y otro, diseñador, le dio forma. Hoja de Lata ha llegado a cumplir ocho años de vida gracias a nuestros amigos. Fueron quienes nos arroparon desde el principio, quienes nos enseñaron a hacer las cosas, quienes nos las hicieron cuando no sabíamos, quienes estuvieron siempre ahí. Amigos de los de verdad, de los que te echan un cable de manera desinteresada porque te quieren, sin más. Sin ellos no estaríamos hablando hoy.

 


P.- Cartas de una pionera, de Elinore Pruit (junio, 2013) fue vuestro primer éxito en la editorial. Contadnos de qué trata y qué supuso esta novela para vosotros.

 

Fue nuestro segundo título, una propuesta de Laura. Hoy puedo confesar que yo no tenía mucha confianza en él. Temía que las feministas nos crujieran por las glorias a Dios que lanza Elinore cada día, no estaba nada seguro de cómo se lo iban a tomar, a pesar de que Elinore es una mujer empoderada hasta el extremo, una protofeminista de bandera, como explicamos en el prólogo. Fue sensacional tener una acogida tan cálida ya con tu segundo título, facilita que las librerías se fijen más en ti y te tengan más en cuenta. Si te fijas, Hoja de Lata no es una editorial de grandes pildorazos, sino de pequeños éxitos que se siguen reimprimiendo años después. Parece que estamos siendo fieles a nuestra filosofía.

 


P.- También rescatáis títulos que han pasado desapercibidos en su momento y ahora les dais una segunda oportunidad. ¿Cómo encontráis y conseguís esos títulos, como los de Elinore Pruitt o Luisa Carnés?

 

Son dos casos diferentes: Elinore Pruitt Stewart estaba inédita en español, pero en Estados Unidos es un clásico de la literatura de la frontera, de naturaleza. Luisa Carnés había quedado sepultada por 80 años de exilio y olvido, a pesar de que cuando publicó Tea Rooms comenzaba a ser reconocida. Hasta Elinore llegamos por un proceso de rastreo y hasta Luisa por una conversación sobre literatura del exilio con David Becerra, quien hoy es nuestro director de la colección de ensayo. Conversaciones y propuestas de títulos interesantes puedes tener multitud, pero solo de vez en cuando se dan todas las circunstancias para que puedas tener un éxito editorial.

 


P.- ¿Qué novela vais a sacar próximamente, que se pueda mostrar y que podamos llevar a la playa este verano?

 

Dos propuestas para este verano, las dos de misterio: Tokio Redux, la impresionante novela negra con la que David Peace pone colofón a su Trilogía de Tokio tras más de diez años escribiéndola y Amar y ser sabio, de la corrosiva Josephine Tey, un nuevo y delicioso misterio Brit de nuestra gran dama del suspense. El primero es un título apocalíptico, oscuro, de lectura exigente. El segundo es refrescante como una chocolatina de after eight. Ambos alegrarán el verano de cualquier lector.

 


P.- En la hoja de créditos aparece la correctora de pruebas. En la mayoría de editoriales este puesto ni aparece, así que gracias por darnos nuestro lugar. ¿Por qué habéis querido que apareciera este cargo?

 

Para que supieran a quién reclamar si aparece una errata. No, en serio, la idea es reconocer el trabajo de todos los profesionales que participan en el proceso de edición, desde el autor hasta las artes gráficas. Algo que nos llevó su tiempo decidir, ya que en nuestros primeros años nos dejamos llevar por la tendencia en boga por aquel entonces, los Creative Commons, y creíamos que no se debía precisar quién había hecho qué con la idea de favorecer una creación colectiva. Con el tiempo nos dimos cuenta de que estábamos contribuyendo a ningunear el oficio de cada cual en favor de una perversa ideología californiana en la que el único beneficiado es el amo del canal de distribución, de modo que regresamos con fe renovada a los derechos reservados, como garantía de que cada profesional verá reconocida su labor y será justamente retribuida por ella.

 


P.- En la última página hay un colofón con la fecha de impresión, aludiendo a alguna efeméride que puede ayudar a completar la trama del libro. Me parece muy interesante, ¿cómo se os ocurrió?

 

Somos de la opinión de que una de las pocas bazas que le quedan al mundo del libro es ofrecer cuidadas ediciones en papel que hagan que el público quiera conservar ese ejemplar. De lo contrario, si la lectura se convierte también en algo inmaterial e intangible como el cine o la música, nos veremos en manos de las grandes corporaciones, que imponen su ley de lo tomas o lo dejas, con grave perjuicio para la clase obrera editorial, que es donde se sitúa Hoja de Lata. Poner unos colofones ingeniosos, cada uno pensado con mimo para la fecha en la que sale cada título, es parte de esa concepción cuidada del libro.

 


P.- Tenéis tres colecciones, y una de ellas es Albestante, con libros en asturiano. ¿Cómo son las letras asturianas actuales?, ¿tienen salida en el mercado asturiano?, ¿cómo se comportan en la editorial?

 

En un principio no teníamos intención de publicar en asturiano, porque el volumen anual de títulos interesantes es reducido y estaba bien cubierto por las editoriales ya existentes. Pero Paco Álvarez, nuestro traductor de italiano, ganó en 2015 el principal premio de las letras asturianas y nos propuso que comenzáramos una colección en asturiano. Así lo hicimos y tras muchas vicisitudes, este 2021 será el primer año en el que desarrollemos nuestra idea de publicar dos novelas en asturiano al año, con dos jóvenes autores que ya son una realidad, Nicolás Bardio (Premio Asturias Joven 2020) y Xaime Martínez (Premio Nacional de Poesía 2019).


»El mercado del libro asturiano es reducido pero está vivo, que es de lo que se trata. Carga con el gran lastre que han sido las élites gobernantes en Asturies, históricamente centralistas y cosmopaletas, que siempre han orillado y despreciado la cultura tradicional asturiana. Ahora tenemos un presidente más joven y con ideas diferentes que parece que puede servir de revulsivo a todo ello.


»En Hoja de Lata nos tomamos nuestra colección de narrativa en asturiano como cualquiera de las otras dos, con el mismo entusiasmo y mimo, ajustando cada proyecto a la mejor manera de lograr su viabilidad.

 






















P.- Habladnos de las cubiertas de la editorial. ¿Por qué habéis optado por ese diseño –imagen que ocupa todo el ancho y largo de la cubitera, caja roja y blanca, etc.– y textura? Me parecen una maravilla El río sin descanso, de Gabrielle Roy, o Paper Fish, de Tina de Rosa.

 

Dado que tanto Laura como yo éramos unos completos ineptos en todo lo que concierne a lo digital, teníamos bien claro desde el principio que nuestras cubiertas habían de tener un diseño muy versátil y fácil de ajustar en cada título, de ahí que le demos todo el peso a la imagen, acompañada de una caja que ha de servir como elemento identificativo de la editorial. El diseño base nos lo hizo el mismo amigo que el logo del robot y nosotros escogemos cada imagen de portada para cada título. Las que destacas tú concretamente las escogió Laura.

 


P.- ¿Me recomendáis un libro de un autor o autora en español de Hoja de Lata?

 

Te haremos una recomendación de futuro: Memoria del frío, de Miguel Ángel Martínez del Arco, que publicaremos en septiembre. La historia de Manolita del Arco, su madre, la mujer que más años pasó en las cárceles franquistas. Parece una maldita historia más de memoria histórica y lo es, vaya si lo es. Claro que también es un narración frenética sobre la vida en la clandestinidad, con pasajes de auténtico thriller, un trabajo de crónica generacional impresionante y un maravilloso ejercicio de autoestima y de coraje, de apuesta por tomar las riendas de tu vida y no sucumbir ante ella. Atenta a su salida a primeros de septiembre.




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