Desirée Ruiz: «Por mi profesión, conozco bien el problema del acoso escolar»

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Desirée Ruiz Pérez (Zaragoza, 1973) es licenciada en Derecho y profesora de Formación y Orientación Laboral en Castellón de la Plana, ciudad donde reside con su marido y sus hijas. Máster en Coaching educativo, coadministró varios años un blog de crecimiento personal. Ganadora del I Certamen de Relato Corto Bohodón (Tarta de manzana y otros relatos. Bohodón Ediciones, 2009), ha participado en diferentes antologías con relatos largos (Relatos de mujeres 6. Ediciones Torremozas, 2009; La librería a la vuelta de la esquina. VVAA, 2015; Castellón sueña la luz de la tarde. AEPC, 2018), así como con microrrelatos. Miembro de la Asociación de Escritores de la Provincia de Castellón. En 2015 publicó su primera novela, Ofelia descalza, de la mano de Ediciones Hades, con excelente acogida de crítica y público. El silencio acuna pesadillas (Ed. Hades, 2020) es su segunda novela.




 


P.- ¿De qué trata El silencio acuna pesadillas?


Trata de secretos del pasado, ocultos y terribles, que de un modo u otro afectan al presente de muchos de los personajes. La historia parte de una situación de acoso escolar que termina con el suicidio de una adolescente. Más de veinte años después, los excompañeros se reencuentran a través de un grupo de Facebook, y los antiguos acosadores comienzan a morir en circunstancias violentas. Al mismo tiempo que una librera especializada en novela policiaca comienza a indagar sobre las muertes, una de las protagonistas encuentra el diario de su madre, que le desvelará muchas sorpresas.

 


P.- Silvana es una de las protagonistas de la novela. Cuéntanos cómo cambia el personaje y cómo es esa evolución de principio a fin.

 

Silvana es una persona equilibrada y madura; afronta los avatares de la vida y los desengaños con fortaleza y serenidad. Sin embargo, hay algo que le produce un desconcertante desasosiego: a menudo sueña con una mujer oculta tras velos negros. Cuando descubre de quién se trata y la historia que se esconde tras esa figura, todo su mundo parece fragmentarse y se cuestiona muchas cosas. Al final, Silvana recupera su equilibrio, y llega a comprender más a algunas personas de su entorno.

 


P.- Hablas sobre el acoso escolar, ¿por qué has querido que el trasfondo de la novela sea este?

 

Cuando comencé a escribir la novela, reflexioné sobre cómo afecta en la vida de los demás todo lo que cada uno de nosotros hacemos, desde nuestras decisiones más importantes, hasta los detalles aparentemente más insignificantes. Por mi profesión estoy en contacto con muchos adolescentes y jóvenes, y, desafortunadamente, conozco bien el problema del acoso escolar; me pareció un tema interesante a través del que concretar esta reflexión. De todos modos, la historia transcurre muchas décadas después de que ese acoso se produjera, con una consecuencia terrible. La reflexión se centra especialmente en cómo afecta esa tragedia a aquellos que presenciaban los hechos y no hacían nada, a los que estaban allí y ni siquiera se daban cuenta y, por supuesto, a los acosadores; las diferentes formas en que cada uno de ellos, ya desde su perspectiva adulta, afrontan las consecuencias de sus actos.

 


P.- En la novela hablas de Genoveva, al frente de una librería llamada Un crimen dormido. ¿A ti te gustaría tener tu propia librería?, ¿has fantaseado con ello?, ¿cómo sería?

 

A mí me encantan las librerías. Sin embargo, me temo que no tengo madera de empresaria, por lo que nunca he fantaseado con tener un negocio propio. De todos modos, de hacerlo, me encantaría que fuera una librería. Y, por supuesto, si existiera en mi localidad una como Un Crimen Dormido, no te quepa la menor duda de que sería una clienta asidua.

 


P.- Estamos ante una novela de suspense, ¿cuáles han sido tus referentes en este género?

 

Sin duda Agatha Christie ha sido uno de mis referentes desde jovencita; ese es el tipo de novela policiaca que siempre me ha gustado. También soy una admiradora de Edgar Allan Poe y disfruto con los relatos góticos de escritoras victorianas.


 

P.- Emily Dickinson, Agatha Christie…, ¿hay muchas referencias literarias en la novela? Seguro que lo has gozado, pero, ¿hay guiños que solo un lector experto puede detectar?

 

He de reconocer que yo no leo mucha poesía, sin embargo, Emily Dickinson es una excepción. La descubrí por casualidad y ya no pude abandonarla. Estuve inmersa en la lectura de sus versos durante el tiempo que dediqué a la escritura de El silencio acuna pesadillas y, además, como ella, uno de los personajes vive durante años prácticamente recluida en una pequeña localidad sin salir de su casa; vestirla de blanco y hacerla lectora de Emily me resultó natural. Por eso decidí comenzar cada capítulo con unos versos de Dickinson, versos que recogían las emociones que ese capítulo quería transmitir al lector, las sensaciones que quería que envolvieran esas escenas.


»En cuanto a Agatha Christie, como te decía antes, mi admiración por sus novelas es inmensa. No podía imaginar una librería con una temática mejor. La decoración está basada en la de la casa de la obra que da nombre a la librería; un amante de Agatha Christie podrá detectar la similitud en el papel de las paredes, o en el saledizo del local, o en los platos de los concursos culinarios que también aparecen en las novelas, así como en alguna frase utilizada en ocasiones por Miss Marple.

 


P.- En tu novela, hay muchos personajes. ¿Cómo los desarrollas y describes?, ¿rellenas fichas o anotas sus características en un cuaderno?

 

Para esta novela sí lo hice. Es cierto que hay muchos personajes, es una de las características de mis novelas. Antes de comenzar los definí lo más detalladamente posible, tanto en su aspecto físico como en su forma de ser. No trabajo con fichas, son anotaciones, pero me sirven para profundizar en las diferentes personalidades sin caer en contradicciones.

 


P.- En la novela, hablas de las redes sociales, ¿cómo las gestionas tú en faceta de escritora?, ¿en qué medida te ayudan a vender o relacionarte con los lectores?

 

Mi primera red social fue Twitter. Me abrí una cuenta cuando estaba terminando de escribir Ofelia descalza para conocer algo más sobre el mundo editorial. Mi editor me invitó a abrirme un perfil en Facebook cuando finalmente publiqué la novela; mi sorpresa fue enorme al reencontrarme a través de esa red con antiguas compañeras del colegio, exalumnos que hacía años de los que no sabía nada… En fin, me resultó muy útil, sobre todo para retomar antiguos contactos o amistades. Unos años después abrí una cuenta en Instagram, sólo por seguir a mis hijas que también la tenían, pero acabé cerrando la de Twitter y quedándome con ésta última.


»En realidad, a menudo tengo la tentación de desactivar las cuentas y tomarme un larguísimo descanso digital; las redes pueden resultar muy absorbentes y robarte mucho tiempo; además, creo que a menudo nos muestran una realidad muy distorsionada. En El silencio acuna pesadillas precisamente se hace una crítica sobre el “postureo” en las redes sociales, la ficción en la que muchas personas viven, la artificialidad e incluso el engaño al que se puede llegar a través de ellas. Sin embargo, admito que me resultan útiles para dar a conocer mis novelas a personas que no conozco y, sobre todo, para recibir la retroalimentación de los lectores. No suelo publicar nada privado (aunque alguna vez he hecho alguna excepción), sino tan sólo información relativa a mis libros, los actos que realizo, lecturas, reflexiones…

 


P.- Todavía recuerdo aquella entrevista de tu primera novela, Ofelia descalza, que te hice para el blog en octubre del 2015. Cuéntanos qué has aprendido como escritora en estos años.

 

Soy una escritora mucho más organizada. Siempre he sido muy caótica, y Ofelia descalza comencé a escribirla sin tener previamente diseñado ningún plan, ninguna estructura, ni siquiera los personajes estaban claramente definidos desde el principio. Eso me hizo perder mucho tiempo, tuve que volver continuamente sobre mis pasos, revisar cien veces los tiempos por no haber elaborado un cronograma desde el principio… Con El silencio acuna pesadillas esto no me pasó. Tenía todo mucho más organizado desde el primer momento.

 


P.- La cubierta de la novela no puede pasar desapercibida. ¿Quién es el diseñador?, ¿cómo se te ocurrió la idea? Háblanos un poco de ella.

 

José Luis Victoria, de Ediciones Hades, me permitió colaborar en la elección del diseño de la portada. No teníamos ninguna idea clara sobre ella, pero cuando descubrí ésta entre las imágenes que él me facilitó para elegir, supe que era la adecuada. La fragilidad de la niña, la infancia, esa imagen tan sugerente, incluso algo onírica, nos pareció muy apropiada para ilustrar la novela. Además, supone un pequeño guiño a los lectores de Ofelia descalza, pues las piernas con los pies descalzos son parecidos a los de su portada. La imagen original era más anaranjada, más luminosa; el maquetador oscureció el fondo y le dio un aspecto más misterioso.

 


P.- ¿Nos podrías recomendar alguna novela escrita en español que trate también el acoso escolar?

 

He escuchado muy buenas críticas, sobre todo como lectura en los centros educativos, de Invisible, de Eloy Moreno.

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