Francisco Umbral: «Anatomía de un dandy»

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Francisco Umbral, ¿qué se sabe de Francisco Umbral más allá de su mítica frase Yo he venido aquí a hablar de mi libro?, ¿cuántos libros escribió?, ¿qué temas trató ese hombre de voz grave, pelo largo y temple hermético? Yo, al menos, sabía muy poco de él, y, por supuesto, su semblante despótico iba por delante.


El mismo día que vi el trailer de Anatomía de un dandy, fui a ver el documental, que trataba sobre la vida y milagros mundanos de un señor que empieza, ya de entrada, ocultándonos su verdadero nombre. Pero no solo eso, ha conseguido que diez años más tarde de su muerte se comenzase a gestar en la mente de los directores, Charlie Arnaiz y Alberto Ortega (con una amplia carrera en el sector), un documental que ha resultado nominado a los Premios Goya 2021. ¡Es más! El documental es cultural, ¿quién se atreve en España con algo así sin morir en el intento? ¡Pero hay más! Porque los directores, Arnaiz y Ortega, iban a estar allí, in situ, después del visionado, para comentarnos un poco los entresijos de la grabación y hacer preguntas. ¿Quién ha visto eso en un cine? ¡La cabeza me iba a explotar!


Anatomía de un dandy (coge el título de la biografía que Umbral sobre Larra) retrata a uno de los periodistas y escritores más importantes de la lengua española: Francisco Alejandro Pérez Martínez (con los dos apellidos de su madre). Un hombre que tuvo claro desde pequeño que quería ser escritor. Del mismo modo que amó a su madre (nunca conoció a su padre), cuando esta falleció la consideró como una rémora que no le permitía dedicarse por entero a la escritura. Para su madre, a la que adoraba, era un estupidez ser escritor porque terminaría muriendo de hambre, y lo más sensato era dedicarse a la abogacía, por ejemplo, y entre medias ya si eso escribir. 


A partir de ahí, a partir de esa defunción, de esa piedra que se hunde en el pantano para no volver, Umbral aparece con fuerza. Un hombre que dio su vida por alcanzar su lugar en el Madrid literario con desacato y rebeldía. Las columnas de los periódicos como El Mundo o El País le sirvieron de escenario para descuartizar a las personalidades de la crónica rosa social; su carácter ácrata y adusto crearon un mito, un mito que pronto se convirtió en su combustible literario en medio de la movida madrileña.



Yo no soy buena persona. Yo soy un cabrón. Ya te lo advierto. Además, no se puede ser bueno. Si eres bueno, no llegas a nada.



Cintas de casete, entrevistas íntimas e inéditas, testimonios de amigos, compañeros de profesión y de su viuda, María España, hacen de Umbral la figura que fue. No creo que la divinicen (ayns, lo que nos gusta un dios a los humanos...) ni que la echen por tierra. Todos los documentales se inclinan al subjetivismo, eso está claro, pero Anatomía de un dandy no se muestra tan incondicional del personaje. Nos dice «estos son los testimonios, esto es lo que vivió y lo que dijo, ahora juzga tú con todo lo que has visto». Vemos también una vida marcada por la muerte de su hijo, Pincho, con tal solo cinco años, y de la que se rescata una grabación de casete donde el padre le cuenta un cuento al pequeño. Todo lo que vivió antes y después de esos cinco años fue solo oscuridad. 


Es un documental coral. Las voces orbitan alrededor del tótem, pero no lo reverencian. Aitana Sánchez Gijón pone voz a los textos del madrileño Umbral, ¿por qué no se optó por una voz más grave y de hombre? Según los directores, para no confundir al espectador, ya que la voz de Paco ya aparecía a lo largo del documental. Yo agradecí la delicadeza femenina entre otros timbres graves y solemnes de la cinta.



Isabel Tenaille: Vamos a ver, Francisco, dinos tres nombres de escritores.

Umbral: ¿Tres nombres de escritores? Pues Francisco Umbral, Francisco Umbral y Francisco Umbral. 

Mercedes Milá: Y viva la vanidad, y viva la vanidad y viva la vanidad, ¿no?

Umbral: ¿Es vanidad eso?

Mercedes Milá: Yo creo que sí.

Umbral: Yo creo que es actitud, precisión, justicia.

(1978 TVE)



El documental está estructurado en capítulos, que, en algunas ocasiones, hacen referencia a sus libros. Umbral llegó a escribir más de 10 000 artículos en periódicos locales y nacionales, y casi 200 novelas. Casi todas ellas se basan en experiencias autobiográficas, como La noche que llegué al Café Gijón o Mortal y rosa.


¿Tenéis que ir a verlo? Un rotundo sí. Joe, ¡es que está muy bien hecho! El montaje es una maravilla en estado puro. Arnaiz y Ortega empezaron con la idea del documental en 2017, justo cuando se cumplían diez años de la muerte de Francisco Umbral, y lo hicieron para hacer justicia, para reivindicar esta figura como genio literario. Pero no solo para eso, sino para demostrar que Paco es apto para todos los públicos. Yo fui con el único referente de Yo he venido aquí a hablar de mi libro, pero el de dos butacas más atrás porque trabajó durante años en el cine documental, y la de la más atrás por curiosidad, notaba que la figura del escritor se había perdido hacía muchos años.





INCISO. Id al cine, no tengáis miedo. Qué os pensáis, ¿que las salas están llenas, que nos sentamos unos encima de otros entre toses, estornudos y cuerpos frotándose unos contra otros? ¡Poneos vuestra mascarilla, dadle al bote del gel hidroalcohólico y elegid vuestra película! Y ya si tenéis la suerte de que los directores estén allí, esperando para comentar con vosotros la película, vuestra vida ya habrá cobrado sentido. 


Ficha técnica del documental.


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